Moviéndose por el mundo II: Budapest

27 08 2009

En esta segunda entrega de “La vuelta al mundo en transporte sostenible” me gustaría comentar el transporte público de la ciudad de Budapest, que aunque no sea modélico en su gestión, sí que tiene una serie de características que me llamaron su atención durante mis últimas vacaciones allí y que me gustaría destacar (además de contaros un par de anécdotas del viaje).

Imagen 3

Se puede decir que el transporte público de Budapest funciona bien comparándolo a nivel internacional: en casi toda la parte poblada de Budapest cualquier punto tiene una parada de medios de transporte público a menos de 400 metros.  Además de la buena cobertura de movilidad que la ciudad ofrece, me gustaría destacar que es una ciudad muy variada en cuanto a medios de transporte: cuenta con líneas de metro, de autobuses, de tranvías y de trolebuses que funcionan entre las 4:30 y las 23:00 horas, y por la noche circulan 16 líneas de autobuses nocturnos. Además, cuenta con otros medios de transporte “especiales”, como un funicular para subir al castillo de Buda, un telesilla para salvar una pendiente, trenes de cercanías, un tren cremallera y un transporte marítimo fluvial.

Pero cuenta con una serie de aspectos mejorables: una de las deficiencias que más me llamó la atención fue la poca facilidad para comprar los billetes: no se pueden comprar en los vehículos, sólo en determinadas paradas finales, en las taquillas de Budapesti Kozlekedési Vállalat – BKV (la empresa de Transporte Público de Budapest), en todas las paradas de metro, en máquinas automáticas, en estancos o en correos, y que en muchos sitios sólo se puede pagar con monedas (los húngaros suelen utilizar billetes y no suelen dar cambio). Los billetes simples son un poco caros para Hungría (un billete simple cuesta 1,15€), pero los niños menores de 6 años acompañados no necesitan billete. En los vehículos no hay cobrador ni vendedor, así que los billetes se tienen que validar en los perforadores de los vehículos a su entrada. 

La segunda deficiencia que remarqué fue que, aunque el billete para un sólo viaje es igual para todos los medios de transporte público, no se pueden realizar correspondencias, aunque sí que las señalan en todos los medios de transporte que cuentan con altavoces o paneles electrónicos. Las máquinas expendedoras de billetes sólo ofrecen en inglés 4 tipos de billete, ninguno con opción a trasbordo, pero el billete es muy engañoso: te aparecen como 9 cuadraditos que evocan a 9 posibles transbordos o a un intervalo de tiempo, además de que lo puedes volver a picar sin que la máquina lo identifique como error. Y aquí aparece la tercera deficiencia, muy usual en ciudades turísticas: la “caza del turista”. 

Soy totalmente partidario de aplicar Tolerancia Cero con los turistas que se cuelan en los transportes públicos, pero me duele ver que en muchas ciudades “engañan”, “manipulan” o “desorientan” a los turistas para que tengan que pagar las multas, (señalar además que hay gente que intenta sacarse un dinero haciéndose pasar por revisores). Sigo afirmando que no conocer la norma no exime de cumplirla, pero muchas veces buscan aprovecharse de la complejidad del sistema para sacarse unos ingresos extra.  En cada ciudad existen varias tácticas; aquí descubrí dos: por un lado, existe un abono para varios días que suelen comprar los turistas, pero si en el billete no está puesta la fecha de manera automática (no suele pasar) es el propio usuario el que la tiene que poner, al igual que su nombre y apellidos. Los revisores (1, 2, 3 y hasta 4 en cada parada de metro) siempre piden el billete a los turistas, y si no llevan la fecha son multados con 25€, aunque estos se hayan gastado el dinero en el billete (que no es nada barato, por cierto).  La otra táctica, relacionada con la segunda deficiencia (y que sufrí “en mis propias carnes”), es hacerte creer que tu billete está bien validado a la entrada del metro, donde otros revisores te lo miran antes de entrar, y que te paren en las estaciones turísticas para volvértelo a pedir. Os puedo asegurar que caen muchos de esta manera, entre ellos Anahí y yo, y que la cara de estúpido que se te queda tarda en desaparecer. Así que aquí tenéis la primera anécdota: me han multado en un transporte público; a mí, que intento predicar con el ejemplo y que siempre hago el discursito de que no pagar sólo hace que el servicio de transporte sea peor, que el dinero del pasaje contribuye a la introducción de mejoras, etc. Decir que también se lo comenté a la revisora (que podéis ver en las fotos de este Blog) durante unos 15 minutos, pero no me quiso ni oír, así que en la sección de fotos también podéis ver la multa que me pusieron.

Pero aún teniendo en cuenta estos problemas considero que se pueden aprender muchas cosas de este sistema de transporte público, y que la ciudad es muy agradable para visitar. Me ha sorprendido gratamente la facilidad de desplazarse por la ciudad en bicicleta o andando debido a la cercanía de los lugares importantes y visitables: moverse en bicicleta por Budapest puede resultar difícil y no poco arriesgado, pues los ciclistas deben tener precaución con las vías del tranvía y el adoquinado. Las arterias principales de Budapest están prohibidas a los ciclistas y los carriles para bicicletas continúan siendo escasos. Sin embargo, la apertura de nuevas rutas ciclistas en Budapest durante los últimos años ha hecho de este medio de transporte un vehículo cada vez más popular y seguro, y la ciudad es muy agradable para desplazarse pedaleando.

Aunque no hemos podido disfrutar de la bicicleta sí que descubrimos el mejor transporte de esta ciudad, el ir a pie (segunda anécdota). Caminar por Budapest permite descubrir lo mejor de la ciudad, y sólo te sorprendes de todo lo que has caminado después de muchas horas de marcha. Eso sí, la ciudad te ofrece ciertos sitios con encanto para descansar y seguir disfrutando de la visita: después de horas de caminar, y al subir a la montaña de Buda, encontramos un parquecito delante del Palacio Presidencial que ofrecía unas magníficas vistas: el Danubio, el Parlamento, los puentes, la Isla Margarita, etc. Aprovechando el momento de reposo aproveché para sacar una cajita del bolsillo y hacerle a Anahí la GRAN PREGUNTA, que fue acompañada de la MEJOR RESPUESTA. A partir de aquí tengo la sensación de que el resto del viaje lo hicimos volando….

Y esta es mi manera de anunciaros a todos, queridísimos lectores de mi Blog, que el próximo mes de junio NOS VAMOS A CASAR EN SABARÍS, y aunque no creo que podamos llegar a la finca en ATSA, seguro que será el día más feliz de nuestras vidas!!!!.

Para los que después de leer esto seguís interesados en el transporte público de Budapest, os animo a ver el resto de fotos de este Blog y sobre todo a visitarlo vosotros mismos; solos, en pareja o en grupo. Por mi parte, a partir de ahora la movilidad sostenible la haré siempre acompañado!!!!!